Por: Cambio 16
22/01/2017
Dos niños de 10 y 9 años y una niña de 6 han dado una lección de superviviencia después de quedar atrapados por más de 48 horas en el Hotel Rigopiano, sepultado por una fuerte avalancha de nieve el pasado miércoles en el centro de Italia.
Ludovica, Samuel di Michelangelo, y el mayor de todos, Edoardo di Carlo, estaban en la sala de billar pasando el rato hasta que un fuerte ruido y un temblor los sorprendió.
Se quedaron en el lugar sin escuchar posteriormente nada, de acuerdo con la historia publicada este domingo por medios italianos. A oscuras, por el corte de luz, tenían un móvil que gracias a su aplicación de linterna pudieron usar para certificar que el lugar quedó totalmente sellado y algunos estantes y escombros se vinieron abajo, pero afortunadamente el techo no.
No hallaron ninguna salida, pero sí una caja con tarros de Nutella que se había caído al suelo. También ubicaron botellas llenas de agua que empezaron a recoger.
A la espera de auxilio, se sentaron sobre la mesa de billar, sucia por el polvo y escombros, acercaron los suministros y allí se quedaron. Pudieron administrarse el alimento durante todas esas horas, encontraron trapos y se juntaron uno al otro para darse calor. Pese a que las 120.000 toneladas de nieve que cayeron sobre el hotel evitaban que el intenso frío ingresara, había el miedo de quedarse sin oxígeno.
La batería del teléfono se agotaba, por lo que el único rayo de luz estaba por desaparecer, pero eso no derrotó a los pequeños.
El portal Tiscali News, coincide con el resto de la prensa italiana. Es el «verdadero milagro». Uno de los niños contó que nunca se desesperaron y se dedicaron a esperar hasta que los gritos de uno de los rescatistas fue respondido con fuerza.
A través de un agujero que abrieron en el techo salieron Samuel, Edoardo y Ludovica, ésta última se encontró con toda su familia. Su madre, Adriana Vranceanu, de 43 años y su hermano, Gianfilippo Parete, estaban en otro cuarto y una botella de medio litro de agua que la mujer tenía en el bolso los mantuvo con vida.
El padre, Giampiero, salió ileso al encontrarse fuera del hotel y él fue el quien con otros dieron la voz de alarma después de ver como la avalancha sepultó la estructura.
Adriana Vranceanu dijo a la prensa al día siguente que su niña tiene muchos deseos de dormir, tal vez porque en todas esas horas se mantuvo alerta, o como culmina el artículo de Tiscali, quizá para olvidar rápidamente lo que sucedió.
Sin embargo, la fortuna no fue la misma para el pequeño Edoardo. El ser encargó de cuidar a sus amigos por ser el mayor, pero las autoridades hallaron sin vida a sus padres Nadia Acconciamessa y Sebastiano di Carlo. La fuerte avalancha los golpeó severamente en uno de los cuartos donde estaban.
Se reportan 23 personas desaparecidas y los equipos de rescate siguen trabajando para hallar sobrevivientes.
«Quien trabaja en esas condiciones lo hace pensando que aún se puede salvar a alguien. La esperanza está siempre, porque esas condiciones podrían haber dado lugar a situaciones de cualquier tipo», dijo el jefe de la Protección Civil italiana, Fabrizio Curcio al programa «In Mezz’Ora» de la cadena de televisión pública RAI3.