Por Andrés Tovar
23/05/2017
Donald Trump acaba de terminar su primera visita a Oriente Medio como presidente de Estados Unidos. Esta semana, viajó a Arabia Saudita e Israel para reunirse con los líderes de los aliados regionales más cercanos de su país. Y mientras daba discursos, homenajes, y asistió a las ceremonias, las fotos del viaje lograron poner de relieve la peculiar naturaleza táctil de su diplomacia internacional.
El 21 de mayo se hizo viral la foto de Trump posando sus dos manos sobre lo que parecía ser una bola de cristal (en realidad una representación extraña de la Tierra) en el recién inaugurado centro de lucha contra el terrorismo en Riad. La foto del mandatario junto al presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi y el rey saudí Salman iluminados por el orbe brillante en el oscuro espacio suscitó toda clase de comparaciones con El Señor de los Anillos y los Illuminati, sólo para nombras las dos más «agradables». Hasta la Iglesia de Satanás, de forma rápida, públicamente se distanció del evento.
https://twitter.com/darth/status/866375485688651777
Looks like he's having fun. #trump #static #ball #globe #SaudiArabia #POTUSAbroad #RiyadhSummit pic.twitter.com/0Y6nxRbm14
— The Hounds of Czar (@TheHoundsofCzar) May 21, 2017
El 22 de mayo, Trump viajó a Israel, donde el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y el presidente Rueven Rivlin le dieron la bienvenida en el aeropuerto. Trump se acercó a acariciar las rodillas de ambos políticos durante la ceremonia, tal vez un gesto de tranquilidad después de haber cerrado un acuerdo de producción de armas por más de 110 millones de dólares pocos días antes con el vecino Arabia Saudita.
Trump luego acarició el Muro de los Lamentos en la Ciudad Vieja de Jerusalén. La visita lo convirtió en el primer presidente estadounidense en funciones en visitar el territorio en disputa, ubicado en la ocupada Cisjordania para disgusto de funcionarios israelíes. Según la tradición, Trump puso una nota de papel a Dios en una grieta.
Hoy, 23 de mayo de Trump hizo una parada de 15 minutos en Yad Vashem, el Museo del Holocausto de Israel, donde tuvo la oportunidad de posar su mano en una réplica de álbum de fotos de una víctima del Holocausto. Trump también depositó una corona durante una ceremonia. Los críticos, sin embargo, dijeron que la visita fue demasiado breve, y que la nota que dejó Trump en el libro de recuerdos del museo era demasiado superficial. “Fue increíble”, escribió.
Sólo hay una cosa que Trump puede no haber sido capaz de tocar durante su viaje: Cuando el presidente de Estados Unidos trató de alcanzar la mano de Melania Trump en el aeropuerto de Tel Aviv, la primera dama parecer haber hecho una maniobra para evitar que el mandatario «metiera mano».
Well this is embarassing https://t.co/XaPL1AbCm5 pic.twitter.com/mumhuQHDFz
— Haaretz.com (@haaretzcom) May 22, 2017