Por Cambio16
15/6/2017
La Guardia Civil, en el marco de la operación “ARATICU”, ha intervenido más de 4 toneladas de hachís a dos organizaciones criminales afincadas en el norte y sur peninsular respectivamente, que aunque eran independientes, estaban vinculadas a otra de Marruecos, desde donde introducían el hachís para su posterior traslado al norte de España, donde una parte la vendían por la zona y la otra la distribuían principalmente en Francia, Holanda y Bélgica.
Se ha detenido a 26 personas de nacionalidades marroquí, española y holandesa en Bizkaia (6), Gipuzkoa (6), Madrid (3), Cantabria (3), Málaga (2), Burgos (2), Vitoria (2), Cádiz (1), Palencia (1). Asimismo, se han realizado 20 registros en domicilios, garajes, trasteros y locales hostelería en los que se ha intervenido cerca de 4.350 kilos de hachís, más de 350 gramos de cocaína, diferentes cantidades de marihuana y ketamina, 234.000 euros y 10.000 dolores americanos, 17 vehículos, 71 teléfonos móviles, entre otros efectos.
La operación se inició cuando los agentes estaban vigilando a un vecino de Parbayón (Cantabria) que realizaba frecuentes viajes al sur de la península regresando en el mismo día, sospechándose que pudiera estar transportando sustancia estupefaciente en cantidades de notoria importancia. Al mismo tiempo se constató que tenía conexión con un grupo organizado de distribución de hachís afincado en el País Vasco, con contactos a nivel internacional en Francia, Holanda y Bélgica, a través de los cuales importaban vehículos preparados para el transporte de sustancia estupefaciente mediante el medio de ocultación de “doble fondo” y lo suficientemente sofisticados para intentar burlar los controles policiales.
En uno de esos viajes, el investigado se reunió en un centro comercial de Madrid con un vecino de Marbella, cuya esposa era la única administradora de una sociedad que poseía diversos inmuebles por la Costa del Sol sin constarle actividad productiva alguna y al que los investigadores vinculan con un alijo de 2.460 kilos de hachís que incautaron en San Roque (Cádiz). Desde ese momento se comenzó el trabajo conjunto entre los EDOA de la Guardia Civil Málaga, que se encargaba de la investigación del sur peninsular, y los de Cantabria que se encargaban de las indagaciones relacionadas con el norte.
Tras ello, los agentes localizaron los vehículos que utilizaban para transportar el hachís hacia el norte peninsular, interviniendo el pasado mes de febrero en Aguilar de Campoo (Palencia) 46 kilos de hachís que iban a ser recibidos por el vecino de Parbayón (Cantabria), y posteriormente en Bizkaia aproximadamente 245 kilos de hachís en el interior de una furgoneta con matrícula holandesa y conducida por un ciudadano de ese país.
Asimismo, al vecino de Parbayón se le intervino más de 700 kilos de hachís y 360 gramos de cocaína. Esta incautación se realizó a su regreso de un viaje realizado al sur peninsular, parte cuando lo ocultaba en un garaje de Santander, y el resto en dos furgonetas, una de las cuales estaba en el domicilio del reseñado.
A otro de los transportistas, ahora detenido, se le incautó más de 50 kilos de hachís ocultos en un doble fondo en su vehículo.
Desarticulación de los dos grupos organizados
A partir de ese momento los investigadores se centraron en localizar e identificar a todos los componentes de ambos grupos organizados, procediendo a primeros del mes de abril a la desarticulación del grupo afincado en el País Vasco, efectuándose registros y detenciones coordinadas de forma simultánea en Durango, Matiena, Zumaia y Vitoria, así como en Madrid (rama de la organización con logística en la capital del país). Las actuaciones se saldaron con la incautación de otros 300 kilos de hachís.
A finales del mes de mayo se desarticuló el grupo afincado en Málaga, interviniéndose más de 500 kilos de hachís en uno de los principales puntos de ocultación detectados en la provincia de Cádiz. Además, se procedió a la aprehensión de 210.000 euros y 10.000 dólares americanos en efectivo que se hallaban ocultos bajo el zócalo de la cocina en una de las viviendas de la sociedad investigada.
Entramado empresarial para blanquear los beneficios
Los investigadores detectaron que el jefe de la organización de Málaga organizaba la entrada y distribución de gran número de alijos de hachís. A su vez, esta persona había tejido un entramado de bienes inmuebles ocultos tras una empresa, que administraba su mujer y que no tenía actividad alguna, para, de esta manera, presuntamente blanquear los beneficios obtenidos por el tráfico de drogas. Tras investigar el patrimonio del reseñado y de su mujer se procedió al bloqueo de 8 cuentas bancarias y 4 inmuebles en la zona de la Costa del Sol valorados en más de 850.000 euros.