Por Cambio16
14/06/2017
Una operación de la Policía ha permitido la incautación de 2.400 kilogramos de hachís en la costa de Huelva. Los arrestados fondeaban la mercancía en caños próximos al municipio onubense de Lepe para ocultar los fardos y marcaban luego el lugar mediante boyas para poder localizarlos después.
Tal y como ha informado la propia Policía a través de una nota, la droga se incautó en una nave industrial de la localidad de Cartaya, siendo también intervenidos seis vehículos, dos embarcaciones, 13 teléfonos móviles, 730 euros, varios remolques y otros efectos. Con la detención de 13 personas se da por desarticulada esta organización dedicada al transporte de la droga desde Marruecos hasta las localidades de Isla Cristina, Cartaya y Lepe.
La investigación comenzó cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización dedicada al transporte marítimo –desde Marruecos a Huelva–, almacenaje y posterior distribución de grandes cantidades de hachís. Al parecer, el cabecilla era un conocido narcotraficante de la zona que lideraba al grupo, compuesto por ciudadanos españoles afincados en distintas poblaciones de la provincia de Huelva.
Siempre según la nota de la Policía, los detenidos llevaban un alto tren de vida y se habían convertido en auténticos empresarios de éxito. Contaban con una nave industrial situada a las afueras de la localidad de Cartaya (Huelva) que utilizaban como centro de sus operaciones para el tráfico de hachís. En ella ocultaban una planeadora de 12 metros de eslora, así como una furgoneta -sustraída en Portugal pero con matrículas españolas dobladas- y un todoterreno –también sustraído- con el que transportaban la embarcación semirrígida mediante un remolque.
La embarcación permanecía oculta en el interior de la nave para luego, en el momento en el que se iba a producir el transporte de la droga, ser trasladada por carretera hasta el agua. Una vez cargaban el estupefaciente en la costa marroquí, ocultaban la mercancía anclándola en el fondo de los caños próximos al municipio de Lepe y marcaban luego el lugar mediante boyas para poder localizarlos más tarde. Horas después regresaban en embarcaciones de recreo más pequeñas para recuperar los fardos de hachís que eran transportados, de nuevo por carretera, a la nave investigada donde se almacenaba hasta su distribución.
Avanzada la investigación, los agentes comprobaron como la organización había incrementado las medidas de seguridad en sus desplazamientos, ya que se estaba preparando para un nuevo transporte de droga. En sus desplazamientos, la furgoneta era escoltada por delate con varios “vehículos lanzadera” –para detectar la presencia policial– y por detrás mediante otros en labores de contra-vigilancia.