Por Remei Calabuig (Efe)
Grecia ha dado un paso más para la negociación de un tercer rescate, después de que el Parlamento haya aprobado el primer paquete de reformas, un acuerdo marcado por las disidencias de Syriza y las dudas del propio Gobierno, que ha reconocido que no sabe si dará resultados económicos positivos.
Mientras, fuera del Parlamento se produjeron enfrentamientos entre manifestantes radicales y la policía. Los primeros lanzaron cócteles molotov contra los agentes durante una protesta contra el acuerdo para un tercer rescate, a lo que la policía respondió con gases lacrimógenos.
La votación de este primer pliego de medidas obtuvo el respaldo mayoritario de la Cámara, 229 votos, gracias al apoyo de la oposición proeuropea, pues hasta 32 diputados del izquierdista Syriza votaron en contra y 6 se abstuvieron.
Entre los negativos, los votos tan significativos como el del exministro de Finanzas, Yanis Varufakis, el del ministro de Energía, Panayotis Lafazanis, o el de la presidenta del Parlamento, Zoé Konstandopulu.
Todo apunta a que la votación, que ha dejado tan dañada la mayoría parlamentaria, podría conducir este jueves a una remodelación de Gobierno.
En su intervención, previa a la votación el primer ministro griego, Alexis Tsipras, llamó a la unidad de su grupo parlamentario.
«Yo no haría un favor a nuestros rivales para convertirse en un pequeño paréntesis en el tiempo», dijo Tsipras en alusión a declaraciones del conservador Nueva Democracia, que afirmó que el Gobierno izquierdista sería un paréntesis en la historia.
Recalcó que el Gobierno tenía tres opciones en la negociación, aceptar el acuerdo actual -en el que dijo que no cree pero que se ve obligado a aplicar-, una quiebra desordenada del país o su salida consensuada de la eurozona, como propuso el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
Tsipras recalcó que luchará hasta el final y será «el último que facilitará la caída de un Gobierno de izquierdas».
Al inicio del debate, también el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, pidió el respaldo al acuerdo, del que dijo no saber si va a aportar frutos positivos y reveló que su firma fue la decisión más difícil de su vida.
«Mejor un mal acuerdo que ninguno»
Las disidencias en Syriza no han impedido la aprobación el acuerdo que ha contado con el respaldo de la oposición proeuropea.
En su discurso ante la Cámara, el presidente del conservador Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, aseguró que es mejor un mal acuerdo que ninguno y exhortó a Tsipras a aplicarlo él, pues es quien lo ha firmado.
«Votaremos el acuerdo y una vez salvado el país, lucharemos para mejorarlo» señaló el líder del centrista To Potami, Stavros Theodorakis, quien reiteró que no formarán parte del Gobierno.
Por su parte, la presidenta del socialdemócrata Pasok, Fofi Yenimatá, destacó que el apoyo de su partido es al acuerdo y no al Gobierno, al que acusó de haber empeorado la situación económica.
En principio estaba previsto que el paquete de medidas se presentase en dos artículos, uno de los cuales era el documento firmado el lunes en Bruselas, y el otro las reformas en sí.
El socio de la coalición, Griegos Independientes, había declarado que rechazaría el acuerdo y respaldaría las medidas al argumentar que el primero eran una imposición de los acreedores. A última hora se decidió introducir el proyecto de ley como un solo artículo para garantizar su aprobación.
El primer paquete de medidas
Este primer paquete incluye cambios y subidas en el régimen del IVA, nuevas medidas tributarias, el fortalecimiento del tratamiento penal de la evasión fiscal, reformas en las pensiones y la Seguridad Social, la garantía de la independencia de la oficina de estadísticas y la creación de una autoridad fiscal.
Tales medidas han sido consideradas insostenibles por la corriente más radical dentro de Syriza, la Plataforma Izquierdista.
Uno de sus representantes es Lafazanis, quien a pesar de votar en contra, ha dejado claro que no piensa dimitir.
Quienes sí han dimitido ya han sido la ministra adjunta de Finanzas, Nadia Valavani, que ha argumentado que no es compatible ser ministro y a la vez estar en contra de una decisión gubernamental y el secretario general de Economía, Manos Manusakis.
Más de la mitad de los miembros del comité central Syriza, Tsipras pidieron ayer al Gobierno rechazar el acuerdo.
En una declaración conjunta, firmada por 109 miembros de los 200 del comité central del partido, señalan que el acuerdo es «incompatible con las ideas y los principios de la izquierda y sobre todo con lo que necesitan las clases más pobres».
España
Por otra parte, el presidente del Gobierno ha avanzado que propiciará que el Congreso vote el nuevo rescate de la UE a Grecia, una propuesta anunciada en medio de reproches mutuos con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien aseguró sentir «bochorno» por el papel del Ejecutivo en la crisis griega.
El tercer rescate a Grecia fue el centro del debate del pleno del Congreso sobre el último Consejo Europeo celebrado el miércoles.
Aunque en España no hay obligación de debatir y votar en el Parlamento el nuevo programa de rescate al país heleno, Rajoy ha adelantado que se hará, y su ministro de Economía, Luis de Guindos, ha precisado que el pleno correspondiente se convocará para la primera quincena de agosto.
Una decisión que el presidente ha justificado por la aportación española a ese rescate, que estará en el entorno del 12% del total que se decida.
Rajoy ha constatado el «cambio radical» en la actitud del primer ministro griego, Alexis Tsipras, tras una estrategia negociadora en los últimos meses que ha dicho que es «difícil de calificar» y que ha perjudicado a los ciudadanos de su país.