POR CAMBIO16
17/09/2016
El actor, escritor y director estadounidense Ethan Hawke (Austin, Texas, 1970) recibirá esta noche el primer Premio Donostia del 64 Festival de San Sebastián por una trayectoria en la que asegura haber aprendido que la clave del éxito es «no destruirte a ti mismo».
«Recuerdo ser muy joven y darme cuenta de que en esta profesión, si logras no destruirte a ti mismo, tener suficiente autocontrol, las opciones de tener éxito y desarrollar plenamente tus talentos se maximizan», ha asegurado hoy en una entrevista con Efe.
«La historia está llena de artistas que acaban mal y no es por la rueda de la fortuna sino por cosas que suceden dentro de uno mismo», añade.
El actor de El club de los poetas muertos y la trilogía del amor de Richard Linklater ha presentado fuera de concurso en San Sebastián su última película, una nueva versión del wéstern Los siete magníficos dirigida por Antoine Fuqua, con quien ya trabajó en Training Day y Los amos de Brooklyn.
«Acepté por trabajar con Denzel Washington, que es uno de los mayores actores de nuestro tiempo, es como jugar al baloncesto con Michael Jordan, todo lo que hace es de un nivel altísimo», señala el actor, cuatro veces nominado al Óscar.
Hawke reconoce que este tipo de superproducciones comerciales no le interesaban cuando era más joven. «Pero ahora creo que si puedes hacerlo con gente talentosa, tienes mucho que ganar. No se trata de cuánto dinero hay detrás de un proyecto, lo bueno es que hemos podido hacer nuestra propia película», asegura.
Un filme que reelabora a base de diversidad racial en su reparto (que también cuenta con Chris Prat y Peter Sarsgaard, entre otros) tanto la versión de John Sturges de 1960 como la cinta original de Akira Kurosawa Los siete samuráis.
«El mito en el que se basa la película es que los débiles heredarán la tierra«, explica Hawke. «Uno de los significados de la palabra samurai es el de servir a los otros, y eso es lo que hacen estos forajidos, se reúnen para servir a los demás».
Preguntado durante una rueda de prensa si cree que el filme, con numerosas escenas de violencia, le habría gustado a Donald Trump, admite que es muy posible.
«Seguro que le gustaría, pero lo que él no sabe es que esta película va de que la gente se reúna para luchar contra personas como él. Trump sería el personaje de Saarsgard (el villano) sin duda», reflexiona.
A sus 45 años Hawke es, junto con Ewan McGregor, uno de los actores más jóvenes en recibir el Premio Donostia. Con solo 14 años rodó su primera película, Exploradores, del director de Gremlins Joe Dante.
Dice que ya entonces aprendió una de las grandes lecciones de su vida. «Se esperaba que la película fuera un enorme taquillazo, pero no gustó, no aguantó ni un fin de semana», recuerda.
«Fue una gran lección para un chaval de 14 años, mi primera exposición al negocio del cine, la prueba de fuego, y entender que si no puedes afrontar el fracaso no podrás manejar el éxito».
Las lecciones, aunque paradójicas, no acaban ahí. «Tardé años en recuperarme de aquello y volver a un cásting y ahora resulta que quieren hacer una nueva versión. Es fascinante, parece que si esperas lo suficiente a la gente le puede gustar cualquier cosa«, ha señalado irónico.
Paciente y amable con todo tipo de preguntas, Hawke recurre con frecuencia a citas, desde Marlon Brando -sobre la necesidad de «casarte espiritualmente» con el director de la película- a John Cassavetes o Hemingway.
Aparte de sus más de 60 títulos como intérprete, ha dirigido tres largometrajes -el último un documental sobre el pianista Seymour Bernstein- y recientemente ha publicado la novela gráfica Indeh, sobre las guerras apaches de finales del siglo XIX.
El año que viene estrenará lo nuevo de Luc Besson, Valerian and the City of a Thousand Planets, y está convencido de que aún le quedan muchos retos cinematográficos por delante.
«Mi esperanza es llegar a ser la primera persona que gane el premio Donostia dos veces. Trabajar otros 30 años y volver aquí a recoger otro con 75 años», ha asegurado