Entrevista a Kevin de León | Presidente del Senado de California
Por Juan Emilio Ballesteros
06/12/2015
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Kevin de León (San Diego, 1966) es el primer latino que resulta elegido presidente del Senado de California y el mejor colocado desde las filas demócratas para aspirar en el futuro a la Casa Blanca. Su lucha contra el cambio climático y la preservación del medio ambiente, con el impulso de medidas legislativas que limitan la emisión de gases de efecto invernadero, ha sido un referente global en la Cumbre de París, donde se ha reconocido su esfuerzo y el liderazgo internacional de California como exportador de tecnologías renovables y de eficiencia energética.
Se ha distinguido además por la protección de inmigrantes indocumentados y de los sectores de población más desfavorecidos. Es partidario asimismo del control de armas en un país que acaba de sufrir con el atentado de San Bernardino el zarpazo terrorista más sangriento desde el 11S.
En la Cumbre de París se ha mostrado convencido de que California tendrá un papel crucial en la lucha contra el cambio climático porque la considerada séptima economía mundial es líder en tecnologías renovables y en eficiencia energética. Parece obvio que para ustedes supone una oportunidad de negocio, pero ¿qué pueden aportar a la comunidad internacional?
El cambio climático es un reto mundial que requerirá que los gobiernos y las compañías líderes en el sector privado de todo el mundo se unan para abordarlo de una manera efectiva. Esto significa que los representantes de todos los niveles de gobierno, en cada país del planeta, tendrán que involucrarse y participar. Durante años, California ha ayudado a definir la innovación tecnológica en cuanto a política pública medioambiental y energías limpias. Hemos demostrado que es posible desvincular el crecimiento de nuestra economía del incremento de las emisiones de gases con efecto de invernadero. El ejemplo de California será vital para el avance de los esfuerzos de los líderes mundiales; hemos demostrado que la salud de nuestra economía y la salud de nuestro medio ambiente no se oponen, como sostiene la sabiduría convencional. De hecho, nuestra economía es próspera al tiempo que se reducen las emisiones. Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de Naciones Unidas en el marco de la Convención del Cambio Climático, instó a ‘exportar’ nuestro liderazgo a jurisdicciones de todo el mundo durante un discurso bicameral en la legislatura estatal de California en junio pasado.
Como líderes electos de California tenemos la responsabilidad de mostrar nuestros logros a nuestros homólogos en todo el mundo, pero también debemos aprender de los retos y triunfos de otros estados, provincias, regiones y naciones. Así, tenemos la obligación de influir en los debates de la cumbre de París y, a través de nuestra experiencia, contribuir a un acuerdo global que es vital para la supervivencia del planeta.
Afirma que su modelo contribuirá al crecimiento de países menos desarrollados. ¿Cómo se concreta esta ayuda? ¿No resulta hipócrita condicionar el desarrollo de estas economías pobres cuando los países ricos contaminan a su antojo?
No hay duda de que las naciones ricas del mundo, incluyendo los Estados Unidos, han contribuido históricamente al cambio climático más que las naciones en desarrollo. Como tal, tenemos la responsabilidad de encabezar la transición a una economía de energías limpias. Sin embargo, creo que esta pregunta pierde el punto. Si no damos pasos enérgicos para detener el calentamiento del planeta, serán las naciones en vías de desarrollo, especialmente los pobres, los enfermos y los ancianos de las naciones más empobrecidas, quienes sufrirán el embate de los impactos.
En California hemos desarrollado un marco de política pública que busca proteger a nuestras comunidades más vulnerables. Y lo hacemos mediante la inversión en energías limpias y otras infraestructuras que ayuden a descontaminar la atmósfera y a mejorar la calidad de vida, a la vez que se implementa la creación de empleos de calidad y se atrae nueva actividad económica a las áreas que han estado sufriendo. Creo que esta estrategia puede y debe ser reproducida de una manera similar, a nivel mundial, para garantizar que las poblaciones de todo el mundo que ya han sido afectadas de manera desproporcionada, y quienes van a sufrir más en el futuro, se beneficien de ello. Esta pregunta está en el epicentro de las negociaciones en curso.
¿Cree que los compromisos que obliguen a las naciones deben regularse legalmente, es decir, obligar por ley a su cumplimiento? ¿No mantiene el Gobierno de Estados Unidos reservas en este sentido?
Creo absolutamente que el acuerdo debe ser legalmente vinculante y ejecutable. Hay muchísimas preocupaciones legítimas por parte de naciones, tanto grandes como pequeñas, sobre la soberanía nacional y la flexibilidad para cumplir con ese acuerdo si es que se produce –recuerde que el problema al que nos enfrentamos es extremadamente complejo y las soluciones no serán sencillas–. No hay una solución de “talla única” para todos, por lo que el acuerdo tendrá que ser elaborado de manera que respete las necesidades y circunstancias de cada nación.
Por desgracia, nuestros líderes en el Congreso de Estados Unidos van a la zaga del resto del mundo en reconocer la importancia de tomar medidas para hacer frente al cambio climático. Algunos de ellos incluso dudan abiertamente sobre los argumentos de la ciencia al respecto, lo que contradice las conclusiones a las que llega la comunidad científica mundial. Esto es una vergüenza nacional, y sin la aprobación del Congreso, los Estados Unidos no pueden ratificar un tratado internacional.
¿Debe tener Naciones Unidas un papel más determinante a la hora de hacer cumplir acuerdos internacionales que acaban convertidos en papel mojado?
Esta es una de las cuestiones clave en las negociaciones. Como vimos con el Protocolo de Kioto, estos acuerdos pueden ser improductivos si no hay el compromiso adecuado por parte de los principales países emisores de contaminantes, incluyendo los Estados Unidos. También necesitamos supervisar y verificar de alguna manera las reducciones de las emisiones, de lo contrario estamos hablando de promesas vacías –y eso es desastroso para nuestras perspectivas a largo plazo–. Lamentablemente la política en esta materia es muy complicada y hay una fuerte oposición a que Naciones Unidas tenga un papel prominente sobre este tema.
¿Cómo tendría que cambiar el actual modelo productivo para detener el calentamiento global y la emisión de gases de efecto invernadero?
Necesitamos transformar fundamentalmente la manera en que suministramos energía a nuestros hogares, vehículos y a los negocios. Eso incluye todo, desde la forma en que producimos electricidad a la forma en que transportamos a las personas y bienes de consumo, cómo calentamos y enfriamos nuestros hogares, cómo cocinamos nuestra comida y así sucesivamente. No podemos permitirnos el lujo de seguir quemando petróleo, gas y carbón indefinidamente. Es una tarea monumental, pero es algo que podemos lograr, no tengo ninguna duda. Contamos con la tecnología y sabemos cómo hacerlo, pero ¿tenemos el coraje y la voluntad política de hacer lo que es necesario?
Ha logrado aprobar el proyecto de ley SB 350, que propone reducir en un 50% el uso del petróleo para sustituirlo por energías renovables en esa misma proporción. ¿Es posible cumplir este objetivo en momentos de tanta inestabilidad económica?
El componente sobre petróleo de la SB 350 fue retirado del proyecto de ley en la parte final de la sesión legislativa, después de un cabildeo sin precedentes por parte de la industria del petróleo y el gas. Sin embargo, el proyecto de ley contiene disposiciones para ayudarnos a reducir nuestra dependencia del petróleo, incluyendo promover el uso de los vehículos eléctricos. Además, la administración planea seguir adelante con las regulaciones para alcanzar el objetivo de reducción del 50%. Entendemos que esto se puede hacer sin un daño significativo a la economía y, de hecho, creemos que proveería importantes beneficios económicos y de salud para el Estado.
Estados Unidos ha propiciado un vuelco en el mercado mundial del crudo con el fracking. ¿Cree que esta técnica preserva el medio ambiente?
Apoyo los esfuerzos para restringir el método de extracción de petróleo conocido como fracking, mediante el cual se inyectan líquidos a alta presión en rocas subterráneas, pozos, etc., a fin de forzar la apertura de las fisuras existentes para la extracción de petróleo o gas, y voté para apoyar el anteproyecto SB 1132 (Mitchell), el cual propuso prohibir dicha práctica en California en el 2013. Desafortunadamente esa medida no se convirtió en ley.
Sin embargo, nuestros esfuerzos para promover combustibles limpios, energía renovable y proteger el agua del subsuelo y la calidad medioambiental son mucho más amplios, van más allá que prohibir la técnica de la perforación. El Paquete Legislativo de Liderazgo Climático y de Energía Limpia del Senado 2015 buscó reducir la dependencia de los combustibles fósiles desde su origen –el uso de esos combustibles en una economía intensamente energizada–.
Continuaremos nuestros esfuerzos para restringir las prácticas dañinas para el medio ambiente, causadas por la extracción de petróleo, aun cuando también reduzcamos nuestra dependencia en combustibles que ocasionan y contribuyen al cambio climático global.
En París, Madrid y otras grandes capitales del mundo, los episodios de contaminación han obligado a poner en marcha planes especiales que restringen el tráfico de vehículos en el casco urbano. ¿Cómo tiene que ser la movilidad sostenible en las smart cities del futuro?
Creo que somos plenamente capaces de hacer frente a los retos de contaminación asociados a nuestro modelo actual de transporte sin limitar la movilidad de las personas o negocios de manera alguna. Hay una amplia variedad de soluciones disponibles para ayudarnos a lograr ese objetivo. Para empezar, podemos diseñar nuestras comunidades para que sean más accesibles sin utilizar automóviles. Al insistir en el transporte público y el desarrollo orientado al tránsito, podemos reducir el número de millas que la gente tiene que conducir para ocuparse de los negocios o simplemente disfrutar de la vida. También podemos hacer que nuestras comunidades sean más transitables para caminar, más accesibles a las bicicletas y podemos aumentar la disponibilidad de viajar compartiendo los vehículos para reducir el tráfico. Y para aquellos que quieren o necesitan utilizar los automóviles, hay un mercado de rápido crecimiento para vehículos que no contaminan, como los autos eléctricos o híbridos recargables.
En California se ha creado un programa para que estos vehículos no contaminantes sean accesibles a todos, independientemente de sus ingresos. A través de la iniciativa “Charge Ahead”, estamos incentivando a las familias a cambiar sus vehículos viejos altamente contaminantes por automóviles nuevos y menos contaminantes, que les ayudan a ahorrar dinero en combustible, además de mejorar la calidad atmosférica local.
¿Cómo pueden los gobiernos preservar la sostenibilidad cuando grandes multinacionales como Volkswagen protagonizan escándalos como el del dieselgate?
Lo que Volkswagen hizo fue moralmente declararse en bancarrota, y en cuanto a la empresa, por desgracia sus accionistas y empleados van a sufrir como resultado de ello. Creo que la transcendencia, en términos de consecuencias legales y financieras, servirá como un poderoso desincentivo para otras empresas que estén realizando o considerando adoptar este tipo de práctica fraudulenta. Dicho esto, tenemos que centrarnos en la aplicación de nuestras leyes existentes y asegurarnos de que estamos realizando las debidas diligencias para evitar escándalos similares en el futuro.
La segunda prioridad legislativa que tiene es la inmigración, un asunto que ha convertido en una cuestión de Estado. Afirma que no esperará a Washington para la reforma migratoria. ¿Cuáles son sus principales propuestas?
En California, como en otros estados, estamos cansados de esperar a Washington. Nuestros residentes sufren. La deportación no sólo destroza a familias, sino a comunidades enteras. Por esa razón, hemos dado pasos afirmativos para hacer lo que se puede a nivel estatal, con el fin de proteger a las familias inmigrantes y darles oportunidades para vivir seguras y saludablemente.
Hemos borrado leyes discriminatorias, herencia de una época en California cuando los inmigrantes eran chivos expiatorios para los problemas económicos que sufría todo el país.
Pero lo más significante son las leyes que hemos implementado para integrar al inmigrante, incluyendo otorgar licencias de conducir a los indocumentados, cuidado de salud para niños indocumentados, acceso a la asistencia financiera para la universidad y acceso a licencias profesionales.
El año que viene planeamos continuar estos esfuerzos para proveer a los inmigrantes con una vida mejor en California.
Los latinos, según comenta, están aún en su infancia política. ¿Para cuándo un presidente latino en Estados Unidos?
Creo que la pregunta no es sólo ¿para cuándo un presidente latino?, sino ¿para cuándo un presidente latino que realmente hará un esfuerzo para las comunidades en desventaja? Alguien que represente las prioridades de la comunidad latina, que incluye la reforma migratoria, pero también el desarrollo económico, el trabajo justo y el acceso a la educación. Ya deberíamos haber tenido presidentes más representativos de la diversidad estadounidense, pero sé que algún día se logrará que haya un presidente latino en Estados Unidos.
No puede conceder la ciudadanía norteamericana, pero sí va a dar todo tipo de documentos legales a los “sin papeles”. ¿Y los derechos básicos como sanidad, vivienda, trabajo y educación?
Esos derechos básicos son donde podemos hacer logros para los inmigrantes. La ley federal limita mucho lo que se puede hacer al nivel estatal en términos de autorización de trabajo y la ciudadanía. Sin embargo, temas como la educación y el cuidado de la salud quedan bajo el estado, y así es como seguimos avanzando nuestra agenda pro-inmigrante.
Cómo se ve desde California la dramática crisis de refugiados que se vive en Europa? ¿Se puede diferenciar entre inmigrantes y refugiados o son todos seres humanos que buscan una vida digna?
California ha recibido a refugiados durante gran parte de su historia –vietnamitas, camboyanos, africanos, hmong, centroamericanos, etc.– Continuaremos ese legado. Yo personalmente estoy muy decepcionado y avergonzado de los líderes estadunidenses y europeos que se han puesto en contra de los refugiados de Siria. Estas son familias, mujeres, niños y ancianos desesperados por escapar de la misma violencia y odio que causó la tragedia en París.
Los inmigrantes, los refugiados y toda persona que se va de su lugar de nacimiento para buscar una vida mejor deben ser tratados como humanos, con dignidad, respeto y empatía.
Es partidario de la política del diálogo y el pacto. ¿No lo tiene muy difícil en un país tan polarizado como Estados Unidos?
A nivel federal sí, pero en California tenemos la ventaja de contar con líderes dispuestos a tener un diálogo constructivo. Washington nos decepciona a todos los que estamos intentando sacar adelante políticas públicas que mejoren la condición humana. Sin embargo, no estamos dispuestos a ser vencidos, y continuaremos nuestro trabajo en California para demostrar todo lo que se puede hacer.