Por Cambio16
El filosofo, humanista y académico Emilio Lledó, que en su dilatada trayectoria ha aunado la investigación filosófica, la literatura y la docencia, ha sido galardonado este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2015.
Lledó (Sevilla, 1927), gran defensor del libro, el lenguaje, la enseñanza de las humanidades y la memoria, está considerado un ensayista y divulgador de alto nivel que ha tratado temas tan diversos como la defensa de la lectura, la felicidad, el silencio, la belleza y la verdad.
Al premio, dotado con 50.000 euros y una escultura diseñada por Joan Miró, se habían presentado 28 candidaturas de 15 países, entre ellas la del historiador mexicano Miguel León-Portilla, que llegó junto al pensador español a las ultimas votaciones.
Premio Nacional de las Letras 2014, Lledó había sido propuesto para este galardón en ediciones pasadas, y con su reconocimiento, el Premio Princesa de Asturias ha vuelto a apostar por un humanista después de que en los tres últimos años lo hubiese hecho en el campo de la comunicación.
Este premio, que por primera vez se concede bajo la denominación de Princesa de Asturias, recayó el pasado año en el argentino Joaquín Salvador Quino, creador de Mafalda, y el anterior en la fotógrafa Annie Leibovitz, y en 2012, al creador de viedojuegos Shigeru Miyamoto, por lo que hay que retroceder hasta 2011 para ver el premio en el campo de las humanidades, con «The Royal Society».
El jurado, presidido por el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, ha destacado que Lledó es un «pensador de relevancia internacional y de trayectoria ejemplar» que «hace suya la razón ilustrada a través de un diálogo que impulsa la convivencia en libertad y democracia».
Gran defensor de las humanidades y de la necesidad de que su presencia aumente en la enseñanza española, Lledó entiende, frente a quienes las consideran ciencias inútiles, que literatura, artes, filosofía e historia enriquecen la mente.
Lledó salió de España en 1953 para estudiar en Heidelberg (Alemania), donde fue alumno de Hans-Georg Gadamer; después estuvo en Berlín hasta que en 1963 volvió con su mujer a una España gris para impartir clase y dedicarse a la educación, que es uno de los temas que más ha preocupado al filósofo y que ha sido la obsesión de su vida.
Ha sido profesor de Historia de la Filosofía en las universidades de La Laguna, Barcelona y la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y autor de libros como El silencio de la escritura (1981), con el que consiguió el Premio Nacional de Ensayo en 1992, y Memoria de la ética (1995).
Sus trabajos se consideran fundamentales en la recuperación de la filosofía griega y el helenismo en España y han contribuido al desarrollo de la hermenéutica en la filosofía española contemporánea.
En esta XXXV edición de los galardones, que llevan el título de la heredera de la Corona por primera vez, se han fallado ya los premios de las Artes, que recayó en el cineasta Francis Ford Coppola y el de Ciencias Sociales, en la economista francesa Esther Duflo.
El premio de Comunicación y Humanidades se concede a aquellos «cuya labor de creación e investigación en el conjunto de actividades humanísticas y en lo relacionado con los medios de comunicación social, en el marco de las ciencias y disciplinas contempladas por ambas actividades, represente una aportación relevante a la cultura universal».