El extesorero Luis Bárcenas, declarado enemigo público número uno del PP, es el protagonista del último libro de Ernesto Ekaizer, Queríamos tanto a Luis (ed. Temas de Hoy), que sale este jueves a la venta. Un apasionante trabajo de investigación que saca a la luz material inédito. El autor ha conseguido la contabilidad del PP de los años 1993-1996 completa, mecanizada en el ordenador de Bárcenas. 375 páginas en las que el lector descubrirá «una saga de delito, poder y castigo», palabras con las que Ekaizer arranca el relato de los hechos.
En este extracto del libro «Garganta profunda» -nombre bajo el que Ekaizer oculta una o varias fuentes anónimas muy cercanas a los protagonistas- explica las interioridades de la comparecencia televisiva con la que Aznar regresó al ruedo político. Es el 21 de mayo de 2013.
Por Ernesto Ekaizer
A mediados de mayo de 2013 se produce un giro con las noticias sobre sus gastos de representación en la contabilidad oficial que el PP aporta al juez Ruz. Aznar obtiene información de que algo se está moviendo contra él. Todas sus sospechas apuntan a que el Gobierno de Rajoy y sectores del PP quieren implicarle en el deterioro que afecta al partido. Es que el partido es presa de la paranoia. Nadie se fía ni de su sombra.
Pero es que la trama Gürtel nace, crece y se desarrolla durante la etapa de José María Aznar.
Todo el mundo en el partido conoce que los servicios de Francisco Correa han sido privilegiados durante la época Aznar/Álvarez-Cascos, un período que es coronado con la guinda de las imágenes de la boda de Ana Aznar. Pero, además, en 2004, Luis recibe información de fuente periodística, mira por dónde, sobre el uso que está haciendo Correa de sus contactos con el PP en ciertas adjudicaciones de contratos. Habla con Álvaro Lapuerta para que se lo transmita a Rajoy, que acaba de asumir el cargo de secretario general del partido. Se decide entonces dejar de contratar desde Génova a las empresas de Correa, que se ocupaban de los actos del partido a nivel nacional. La red Gürtel se repliega desde entonces en sus negocios con la Comunidad Valenciana.
Aznar, pues, decide el lunes 13 de mayo de 2013 que ha llegado el momento. El momento de frenar la deriva que está intuyendo. Y además, siente que debe asaetear a Rajoy por su debilidad política cuando tiene una mayoría absoluta de 186 escaños superior a los 183 que él llegó a conseguir en marzo de 2000. Tiene varios viajes al exterior. Pero entre uno y otro le queda un hueco: el martes 21 de mayo. Llama a la directora de los servicios informativos de Antena 3 Televisión.
—Ahora sí, Gloria, te doy la entrevista. Tendrás titulares.
Como es habitual, Antena 3 Televisión comienza a promocionar durante la semana la entrevista del martes 21 de mayo.
Cuando en la mañana del 21 de mayo Aznar ve la noticia en El País sobre el regalo de boda de las empresas de Correa, redondea su idea de que es el Gobierno quien está interesado en dañar su imagen, que sectores del partido desean que el expresidente «comparta» el desgaste que está provocando el escándalo de Gürtel en el PP.
Al término de la entrevista, Aznar se tiene que marchar enseguida porque debe viajar al día siguiente muy temprano al exterior, pero antes de despedirse alerta a la periodista:
—Gloria —dice—, mírate la entrevista porque tienes más titulares de los que ahora mismo puedes estar pensando.
Seis días después, el 27 de mayo de 2013, cuando Aznar presenta en el Congreso de los Diputados el libro Biografías políticas, sobre Antonio Cánovas del Castillo, Francisco Silvela y Antonio Maura, ningún ministro del Gobierno de Rajoy ni dirigente del PP acude a la cita. «No estoy contra nadie —se justifica—. Estoy con los españoles».
En las semanas siguientes a la entrevista, de la caja de Pandora de las relaciones de Aznar con la red Gürtel, abierta para extraer los regalos de boda, saldrán pequeños o inofensivos detalles que, como los fastos de la boda entre Ana Aznar y Alejandro Agag, retratan una época.
En las carpetas halladas en Alcorcón aparece que Álvaro Pérez, el Bigotes, encarga a la floristería Yamil el 24 de julio de 2002, en nombre de la empresa Special Events, un ramo de rosas rojas para ser entregado a Ana Botella en el Palacio de la Moncloa con motivo de la celebración de su santo, el 26 de julio, un gesto de 144,24 euros.
Ana Botella, como su marido, sus hijos y su yerno, Alejandro Agag, contrataba para algunos traslados a Pasadena Viajes, la agencia de Correa, que facturaba a Presidencia del Gobierno o del PP, según el carácter del acto al que acudían. Pero la empresa de Gürtel no solo organizaba parte de los viajes de Botella. También se ocupaba de actos del PP a los que ella asistía; entre otros, una cena celebrada el 27 de noviembre de 2002 en Arganda del Rey. La relación entre Ana Botella y Álvaro Pérez, el Bigotes, sobrino del actor Andrés Pajares, fue sobre ruedas desde el momento en que Correa, siguiendo una recomendación de Alejandro Agag, le encargó que se ocupara personalmente de los actos de Aznar.
Pasadena Viajes no compitió con nadie para obtener la adjudicación de los servicios que proveía. Sencillamente, nunca se convocó concurso para elegir.
Hay centenares de facturas y apuntes contables que acreditan la relación de Pasadena Viajes con Presidencia del Gobierno. Reflejan viajes de asesores y funcionarios del Palacio de la Moncloa. Como las cantidades son inferiores a 12.000 euros, se saltaba el requisito de concurso público.
Los viajes privados de la familia de Aznar, entre los que se cuentan los de su hijo José María, su hija Ana y su yerno, Alejandro Agag, se contratan con Pasadena Viajes.
En los estadillos de clientes de Pasadena Viajes con deudas pendientes aparece Agag con cantidades superiores a 6.000 euros por viajes realizados hace meses o hasta un año antes. El yerno del expresidente tenía una cuenta con la agencia.
En este contexto, pues, hay que colocar el regalo de bodas de Correa, la iluminación y sonido, por valor total de 36.000 euros.
Aparte de la trama Gürtel, también están los papeles de Luis. Es Aznar quien mantiene a Luis en la gerencia del partido después de la crisis del caso Naseiro durante más de dos años, y quien propone el nombramiento de Álvaro Lapuerta en el puesto de Naseiro, es decir, como tesorero nacional, en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional el 15 de febrero de 1993. Lapuerta, como Aznar, emergen en el congreso de refundación en enero de 1989. Allí se nombra a Lapuerta miembro de la Junta Directiva Nacional y secretario general del grupo Parlamentario Popular.
Lapuerta, hará un tándem perfecto con Luis, que será como un hijo para él. Durante su gestión, entre febrero de 1993 y junio de 2008, Lapuerta verá todo a través de los ojos de Luis.
Pero además de los movimientos que intenta calibrar en el PP, el expresidente está ahora también pendiente del proceso judicial.
La acusación popular que dirige el abogado José Mariano Benítez de Lugo, ADADE, solicita al juez la comparecencia de Aznar como testigo. Según su escrito, el expresidente debe aclarar si las anotaciones de 1,53 millones de pesetas (9.195,49 euros) que los papeles de Luis registran entre abril y agosto de 1990 con las siglas «J.M.» como beneficiario corresponden a su persona.
También apunta que la contabilidad oficial del PP refleja que Aznar cobró del partido un total de 782.695 euros entre 1990 y 1996, año en que fue elegido presidente del Gobierno.
Y están también las afirmaciones de Jaime Ignacio del Burgo. La acusación estima necesario aclarar las manifestaciones de Del Burgo, según las cuales en 1991 Aznar acordó compensar a Calixto Ayesa con un sobresueldo.
ADADE sostiene que la declaración de Aznar es «necesaria, útil, posible, proporcional y relevante» para esclarecer los hechos que se están investigando. «Si no se practicase quedarían varias preguntas sin respuestas ante lo declarado por el citado testigo y lo reflejado en la contabilidad del Partido Popular», advierte.