Diario de campaña | Por Iñigo Aduriz
10/06/2016
Si algo ha quedado de manifiesto en las primeras horas de la campaña electoral es la confusa actitud de Unidos Podemos y del PP hacia el PSOE. A pesar de los datos del CIS que le sitúan en tercer puesto, para ambas formaciones los socialistas siguen siendo el principal rival. Y sin embargo, los dos reprochan al equipo de Pedro Sánchez que en los últimos meses no haya pactado con ellos, e incluso confían en que después del 26J el PSOE sea su aliado para formar gobierno en el caso de que no haya una mayoría clara.
El aún principal partido de la oposición es enemigo y ansiado amigo al mismo tiempo. Se comprobó durante el debate a cuatro –el primero de la campaña– que se celebró en la noche del jueves entre las representantes de PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos. «Será necesario ponernos de acuerdo con el PSOE», aseguraba Carolina Bescansa, mientras su formación pretende sustituir a la de los socialistas como la fuerza hegemónica de la socialdemocracia y mientras los dirigentes de ambos partidos se pelean por ocupar ese espacio ideológico en cada declaración.
En el vídeo que este mismo viernes ha hecho público Unidos Podemos y en el que se emula la victoria de la coalición en las elecciones generales, se incluye una supuesta reacción de Pedro Sánchez a ese triunfo asegurando su respaldo a la alianza que forman Podemos e IU para que puedan formar un Ejecutivo.
Y la portavoz del PP en el mencionado cara a cara a cuatro, Andrea Levy, volvió a arremeter contra la herencia recibida del anterior Gobierno socialista para justificar los recortes y la situación económica y social del Ejecutivo popular mientras, a la vez, reprochaba a la representante socialista, Margarita Robles, que el PSOE no se pusiera de acuerdo con su partido para facilitar que Mariano Rajoy renovara como presidente y se celebraran nuevas elecciones.
La división
El CIS del jueves ha ayudado a PP y a Podemos a presentarse como las únicas fuerzas con opciones de llegar a La Moncloa. Y también les ha dado fuerza para desgastar aún más un PSOE sumido en el pesimismo y que se divide, también, entre quienes apuestan por aliarse con la izquierda si así lo exigen los resultados del 26J, o los que optan por reeditar un pacto transversal a izquierda y derecha como el que pretendió Pedro Sánchez tras el 20D.
El que ha parecido haber suscrito la paz temporal con los socialistas después del acuerdo de gobernabilidad que suscribieron en febrero, y que no triunfó en el Parlamento, es el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que este viernes, en un acto en Albacete, se ha limitado a confrontar el proyecto de su partido con el de la formación morada y la de los populares. Ha asegurado que la suya es la opción «sensata y moderada», sin hacer mención a la del PSOE.
Aparentemente ajeno a las encuestas y a las disputas con unos y con otros, el secretario general de los socialistas ha comenzado su campaña este viernes yendo al municipio madrileño de Móstoles a buscar apoyos puerta a puerta. Allí, y ante la preocupación por las encuestas que mostraban algunos de vecinos, Sánchez insistía en que “solo el PSOE puede desbloquear esta situación” y por ello recalcaba la necesidad de “movilizar” al electorado socialista.
“Si el 26 de julio todos los socialistas de corazón salen a votar, estoy convencido de que Rajoy dejará de ser presidente. Os pido la confianza para que podamos hacerlo posible”, aseguraba.