Por Iñigo Aduriz
23/08/2016
En las elecciones del pasado 26 de junio ni el bloque de la derecha de implantación estatal ni el de la izquierda lograron sumar una mayoría suficiente como para lograr de manera autónoma formar un gobierno. Tanto la unión de PP y Ciudadanos como la de PSOE y Unidos Podemos requerían de otros apoyos que pudieran decantar la balanza y decidir una investidura cuya conformación iba a ser en todo caso complicada.
Una vez que el Rey encargó al líder de los populares, Mariano Rajoy, la tarea de formar Gobierno y de que éste aceptara tras lograr un compromiso del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a favor de su investidura –si bien se están negociando las condiciones de ese apoyo–, tanto desde el PP como desde Ciudadanos así como por parte de diferentes poderes mediáticos y económicos se trasladó toda la presión al PSOE de Pedro Sánchez.
Especialmente en los últimos días se ha tratado de instaurar la idea de que sólo los socialistas podrán evitar la convocatoria de unas nuevas elecciones, que el calendario fijado por la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, situará inevitablemente el 25 de diciembre. Pero se trataba de una teoría incorrecta, ya que para que Rajoy sea nombrado presidente en la sesión de investidura que tendrá lugar a partir del próximo 30 de agosto, la suma de PP y Ciudadanos (169 diputados) –si el acuerdo entre ambas formaciones llega a buen puerto– necesitaría de 11 abstenciones o de otros siete votos a favor que no necesariamente deben provenir de las filas socialistas.
Hizo presidente a Aznar
Este martes, casi dos meses después de las elecciones, el PP ha parecido por fin darse cuenta de esas opciones alternativas. El exministro y candidato de los populares a la lehendakaritza, Alfonso Alonso, ha trasladado parte de esa presión que hasta ahora únicamente estaba sobre las espaldas del PSOE al tradicional partido hegemónico en Euskadi, el PNV. Se trata de un partido con el que ya llegaron a acuerdos en la etapa de Aznar. En 1996 fue gracias a los nacionalistas por lo que el hoy presidente de FAES consiguió ser investido presidente.
El partido que dirige Andoni Ortuzar está hoy en cambio en una dinámica bien diferente a la de hace ya 20 años. Condicionado por el pacto que mantiene con el PSOE en las tres diputaciones vascas y en los grandes ayuntamientos de la comunidad, los nacionalistas culpan al PP de la parálisis que vive el proceso de paz abierto en Euskadi en 2011 desde la llegada al poder de Mariano Rajoy. Durante este periodo en el que los populares han ejercido el rodillo en el Congreso, también se han paralizado las conversaciones sobre las transferencias a las instituciones vascas pendientes desde la aprobación del Estatuto de Gernika.
A todo ello se le une el hecho de que el País Vasco se encuentre en plena precampaña electoral, después de que el lehendakari, Iñigo Urkullu, fijara la fecha de los comicios para el próximo 25 de septiembre sin que necesariamente se haya tenido que solucionar antes el bloqueo institucional en España por la falta de acuerdo para formar gobierno. Por todo ello es improbable que el PNV acceda finalmente a facilitar la investidura de Rajoy a pesar de que el PP se ofrezca ahora a negociar y a pesar de que en la votación secreta de la Mesa del Congreso es probable –a pesar de que desde el partido se negara la mayor– que al menos uno de los diputados nacionalistas facilitara el camino a los candidatos propuestos por los populares.
La «fiesta de la izquierda»
Pero Alonso ha intentado hoy que el foco se trasladara al menos por un día, del PSOE al PNV. En un acto en Vitoria, le ha pedido que «no bloquee» el país absteniéndose para que el candidato del PP pueda lograr mayoría en la sesión de investidura. «No puede decir que es un partido institucional y por la estabilidad y luego unirse a la fiesta de esa izquierda que bloquea cualquier posibilidad de desarrollo y de futuro y de Gobierno para España», ha asegurado, según informa la agencia Efe.
Pero en lugar de facilitar las cosas, lo que ha hecho el exministro ha sido irritar a su potencial socio, Ciudadanos, con el que este martes el equipo negociador del PP ha mantenido una nueva reunión para limar asperezas y garantizar su ‘sí’ en las sucesivas votaciones que se producirán en la Cámara Baja a partir del próximo martes.
El vicesecretario general de la formación naranja, José Manuel Villegas, en clara alusión a los nacionalistas vascos, ha advertido de que el PP no puede llegar a acuerdos con otros partidos que sean «incompatibles» con el que firmen, si se da el caso, con Ciudadanos. Así, ha considerado que los asuntos que está tratando su formación con los populares son «difícilmente compatibles» con el PNV. «Es difícil que haya contrapartidas al PNV que no sean contradictorias con el pacto que estamos negociando«, ha indicado en el Congreso.
A pesar de ello, desde Ciudadanos han tratado de restar importancia a las palabras de Alonso y mantienen de manera acelerada sus conversaciones con los populares. Unas negociaciones que, según estos últimos, ya han facilitado que se acuerden medio centenar de medidas.