Por Cambio16
28/11/2016
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Juan Reinaldo Sánchez fue guardaespaldas de Fidel Castro durante 17 años. Pero después de haber huido de Cuba, se hizo «célebre» en todos los medios del mundo por haber develado la «doble vida» del socialista dirigente cubano: mansiones de lujo, yates, amantes, cuentas bancarias secretas en el extranjero y una isla privada. Sánchez acusó a Castro de ser un «verdadero padrino de las drogas», de recibir y proteger a capos de la droga colombianos y apoyar en los envíos de cocaína a los EEUU a través de Cuba (cosa que Castro siempre negó y culpó del rumor a uno de su personal militar de alto rango, el general Arnaldo Ochoa, llevándolo al pelotón de fusilamiento en 1989). Tras el fallecimiento de Castro este viernes 25 de noviembre, su historia vuelve a ser noticia.
El ex guardaespaldas dijo que fue testigo de varios campos de entrenamiento donde las fuerzas cubanas enseñaban a guerrilleros de España (ETA), Nicaragua (los sandinistas pre-revolución) y Colombia (FARC). Una de las tareas de Sánchez era ir anotando los detalles en el diario de Castro y organizar la seguridad en sus viajes al extranjero.
La repentina muerte de Sánchez en Miami en mayo de 2011 -según los informes, a partir de una infección pulmonar- se produjo dos semanas después de que su libro La doble vida de Fidel Castro se publicó en los EE.UU. Ese momento se iluminó la blogosfera mundial, especialmente entre los cubano-americanos que especulaban que los agentes de Castro en Miami pudieron haberlo envenenado. En las últimos entrevistas de televisión que Sánchez concedió (una de ellas a la BBC de Londres), no se le veía con indicios de algún malestar.
En esa oportunidad dijo que tenía más «secretos de alta tensión» de la vida de Castro, añadiendo que él mismo tenía dos guardaespaldas en Miami – y «siempre tengo mi revólver.»
Los bloggers pro-Castro calificaron aquel libro como como «propaganda de la CIA», y dijeron que los anticastristas cubano-americanos de Miami estaban tratando de socavar el deshielo de las relaciones entre el presidente Obama y Raúl Castro, hermano de Fidel, que hoy es nominalmente el presidente, pero que permanecerá en deuda con su hermano mayor.
En el libro, Sánchez -un ex teniente coronel, cinturón negro en judo y karate y campeón de tiro al blanco- desestima la línea de los medios oficiales cubanos que Castro vive en un pequeño sueldo. Al contrario, denunció que Castro se aseguró un estilo de vida en plan «isla de Robinson Crusoe» en una isla conocida como Cayo Piedra, al sur de la histórica Bahía de Cochinos. «La convirtió en un paraíso de mansiones, casas de huéspedes, una piscina de tamaño olímpico mitad, un helipuerto, un delfinario donde dos delfines amaestrados hacían trucos para los visitantes, una laguna, puerto deportivo, un yate de lujo, el Aquarama -un regalo del entonces líder soviético Leonid Brezhnev – y dos lanchas de pesca de altura. Los huéspedes eran atendidos por mujeres jóvenes atractivas, sacadas de los barrios de La Habana y que se comprometían a la mayor discreción».
Hablar de la existencia de la isla fue prohibido en medios de comunicación estatales, «pero uno de los mejores amigos de Castro, el líder comunista de Alemania Oriental Erich Honecker, el propietario de CNN, Ted Turner, y el escritor colombiano Gabriel García Márquez, eran clientes habituales» según Sánchez, agregando que él mismo que fue a pescar en alta mar, el buceo o la pesca con arpón con el líder cubano «cientos de veces» viendo como lavaba su propia langosta fresca con su whisky favorito, «Chivas Regal de 12 años».
Dijo que el líder revolucionario tenía su propio barco hospital, donde se mantenían siempre dos de su personal de seguridad con el mismo grupo sanguíneo de él, A negativo, en caso de que necesitara transfusiones. Asimismo, apuntó que Castro empleó dos «dobles» para que fuera visto en los coches alrededor de La Habana después de su enfermedad – el cáncer de colon – . El cáncer fue diagnosticado por primera vez en 1983, pero en 1992, después de una visita a Galicia, en España, para visitar el lugar de nacimiento de su padre, «estaba «entre la vida y la muerte», según el relato de Sánchez.
Juan Reinaldo Sánchez nació en un barrio pobre al oeste de La Habana en 1949. En 1966, su padre, desilusionado con el camino de la revolución de Castro, huyó a los EE.UU. Se crió en la pobreza junto a su madre, que trabajaba en labores de limpieza. Un tío más acomodado lo acogió y así pudo crecer con comodida y vivir la «época de oro» de las estrellas de Hollywood en La Habana, cuando desde Frank Sinatra hasta mafiosos de Nueva York, como Lucky Luciano, acudieron a la capital cubana por sus casinos, el ron, el bar Tropicana discoteca y las bellas mujeres desesperadas por un dólar.
Posteriormente se hizo guardaespaldas de Fidel Castro, siempre de guayabera y con la pistola en el cinto. «Castro era como un Dios para mí. Yo siempre había estado dispuesto a morir por él». Pero después, aseguró, de escuchar una conversación 1988 que implicaba a Castro con traficantes de drogas colombianos,» fue como si el cielo se hubiera caído sobre mí».
Un año más tarde, después de que el General Ochoa fuera sometido al pelotón de ejecución, Sánchez relató que Castro lo obligó a él y a otros guardaespaldas a ver un video de la ejecución. En 1994, Sánchez pidió su jubilación anticipada, pero Castro le puso la cárcel por insubordinación durante dos años, de forma aislada y sujeto a «tortura blanca» (para no mostrar ningún rastro).
Libre en 1996, intentó huir 10 veces, llegando finalmente a México en barco en 2008 para luego cruzar la frontera a Estados Unidos ilegalmente y establecerse en Miami, donde se convirtió en un consultor en asuntos cubanos. Le sobreviven su hijo Ernesto (como el «Che» Guevara), su hija Aliette y un hermano.