Por Alfonso Fernández | Efe
12/04/2016
España continúa al frente las grandes economías de la zona euro, con una expansión prevista del 2,6% para este año y del 2,3% para el próximo, pero verá «suavizarse» la tendencia alcista de los últimos semestres, adelantó este martes el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estas cifras están incluidas en su informe de Perspectivas Económicas Globales, divulgado al inicio de la reunión de primavera del organismo y el Banco Mundial (BM).
Los datos suponen una rebaja de una décima respecto a lo anticipado en enero pasado para este año y dejan sin cambios las proyecciones para 2017. Sin embargo, implican un cambio de tendencia en las previsiones del Fondo para la economía española, después de varios semestres consecutivos de revisiones al alza.
El pronóstico de la institución dirigida por Christine Lagarde es inferior a las previsiones del Gobierno español, que situó el crecimiento estimado para 2016 en el 3%.
Asimismo, el Fondo anticipa que la tasa de desempleo continuará su paulatino descenso en España hasta bajar del 20% este año, con una tasa estimada del 19,7% al finalizar 2016 y del 18,3% al cierre de 2017. La inflación, por su parte, seguirá en terreno negativo en 2016, con un -0,4%; y no se prevé que repunte hasta 2017, cuando se elevará hasta un 1%.
España, no obstante, se mantendrá como la economía de la zona euro que más crece de las cuatro mayores, por encima del 1,5% de Alemania y del 1,1% de Francia (en ambos casos dos décimas menos que en enero), y del 1 % de Italia (tres décimas menos que tres meses atrás).
En Portugal se espera que la actividad se desacelere hasta el 1,4% este año y el 1,3% el próximo, mientras que en Grecia, tras una contracción del 2,6% en 2016, se prevé que vuelva a terreno positivo con un crecimiento del 2,7% en 2017, según el Fondo.
La economía de la eurozona crecerá un 1,5% este año y un 1,6% en 2017, dos y una décima menos, respectivamente, de lo augurado tres meses atrás.
«La modesta recuperación de la economía del euro seguirá en 2016 y 2017, con la debilitada demanda externa compensada por los efectos favorables de los bajos precios de la energía, una leve expansión fiscal y condiciones financieras acomodaticias», indica el documento.
Pero, advierte, «el crecimiento potencial seguirá siendo débil, como resultado de los legados de la crisis (alta deuda privada y pública, baja inversión y una erosión en la formación de los trabajadores debido al alto desempleo de largo plazo)».
Por ello, la institución recalca la importancia de ahondar en las políticas de estímulo monetario, como la aplicada por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pero insiste en que los bancos centrales «no pueden cargar solos con la responsabilidad de hacer frente a los desafíos actuales».
En una nueva arremetida contra Alemania, sin citarla, el Fondo asegura que los países con margen fiscal «no deberían esperar a utilizarlo» e insiste en que la inversión en infraestructura, en los actuales bajos niveles de tipos de interés, debe ser considerada «como atractiva».
Sobre la recuperación a nivel global informa que avanza «a un ritmo aún más lento y frágil», y ha rebajado de nuevo las previsiones de crecimiento hasta un 3,2% este año y un 3,5% el próximo. Estas cifras suponen una rebaja de dos y de una décima, respectivamente. «Nuestras proyecciones continúan siendo progresivamente cada vez menos optimistas», ha indicado el economista jefe del Fondo, Maurice Obstfeld.
El organismo rebaja también, aunque de manera leve, las perspectivas económicas de todos los países avanzados, mientras que aplica severos recortes a las de Japón, Brasil y Rusia.
EEUU, la primera economía mundial, crecerá un 2,4 % en 2016 y un 2,5 % en 2017, dos décimas menos y una décima menos, respectivamente.
La reunión de primavera del FMI y el BM reúne durante esta semana en Washington a los líderes económicos de los 188 países miembros de ambas instituciones, formadas en 1944 tras los acuerdos de Bretton Woods.
En la agenda, además de la renovada preocupación sobre la debilidad global y las dudas sobre los emergentes, se sumará el debate sobre los paraísos fiscales tras las filtraciones de los papeles de Panamá, y la necesidad de una política concertada global para hacer frente al problema de la evasión fiscal.