Por Raquel Godos | Efe
29/10/2016
El FBI resucitó este viernes el escándalo de los correos electrónicos que ha sobrevolado las aspiraciones presidenciales de la demócrata Hillary Clinton, al reabrir la investigación sobre el uso de un servidor privado por parte de la candidata a la Casa Blanca a apenas once días de las elecciones.
El director de la Oficina Federal de Investigaciones de EEUU (FBI, en inglés), James Comey, notificó su decisión a los presidentes de varios comités del Congreso, todos ellos republicanos.
Estos presidentes habían reclamado un escrutinio más profundo sobre el posible uso inapropiado de información clasificada por parte de Clinton cuando era secretaria de Estado (2009-2013).
«A colación de un caso no relacionado, el FBI ha tenido conocimiento de la existencia de mensajes de correo electrónico que parecen ser pertinentes para la investigación», indicó Comey en su notificación.
«Estoy de acuerdo en que el FBI debe tomar medidas de investigación apropiadas para permitir a los investigadores revisar estos mensajes de correo electrónico para determinar si contienen o no información clasificada, así como para valorar su importancia para nuestra investigación», agregó el director del FBI.
Comey, quien dijo haber sido informado del asunto este jueves, añadió que «el FBI aún no puede determinar si el material es o no significativo» para la investigación ni cuánto tiempo llevará valorar su impacto en la misma.
Según el diario The New York Times, que cita fuentes oficiales no identificadas, se trata de investigaciones que el FBI está llevando a cabo sobre mensajes de texto enviados a una adolescente de 15 años en Carolina del Norte por el excongresista Anthony Weiner, esposo de Huma Abedin (en la imagen con Hillary Clinton), una importante ayudante de Clinton en la campaña electoral.
Desde Iowa, Clinton reclamó al FBI que dé a conocer el contenido de los nuevos documentos y se mostró confiada en que «sea lo que sea» no modificará la decisión que adoptó este organismo en julio de no presentar cargos en su contra.
«Tienen que compartir con todo el pueblo estadounidense los datos que dicen tener», dijo la ex secretaria de Estado, visiblemente enfadada por la reapertura de la investigación a escasos once días de las elecciones presidenciales.
Preguntada por el origen (Weiner) y el contenido de los nuevos documentos, Clinton apuntó: «No sabemos qué creer, estoy segura de que habrá más rumores, es por eso que le corresponde al FBI explicarnos de qué están hablando».
La aspirante demócrata a la Casa Blanca también se mostró convencida de que la decisión tomada hoy por el FBI no perjudicará sus aspiraciones presidenciales, porque los estadounidenses ya «tienen una idea» de todo lo que rodea al escándalo de los correos.
La reapertura de la investigación llega a apenas semana y media de las elecciones del 8 de noviembre, en las que la también exprimera dama se enfrenta al magnate republicano Donald Trump, quien no ha dudado en sacar a colación el asunto en el primer acto electoral que celebró tras conocerse la noticia.
«Es un gran anuncio. Quizá finalmente se haga justicia», afirmó Trump en un evento de campaña en Manchester (Nuevo Hampshire), entre los gritos ya habituales entre sus seguidores de «enciérrala».
El aspirante republicano se mostró «orgulloso» de que FBI tenga la «valentía» de reabrir la investigación, e insistió en que es importante evitar que Clinton «lleve su trama criminal a la Casa Blanca».
Pero Trump no ha sido el único en arremeter contra la candidata demócrata, y el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, no se demoró en reaccionar a la «sorpresa de octubre».
«Una vez más, Hillary Clinton no tiene a nadie más a quien culpar que a sí misma. Ella estaba al cargo de algunos de los secretos más importantes de nuestro país, y traicionó esa confianza por una manipulación descuidada de información altamente clasificada», aseguró Ryan en un comunicado.
Mientras tanto, la propia candidata demócrata obvió abordar el tema en su primera aparición electoral del día, en Iowa.
El pasado mes de julio, Clinton fue sometida a un interrogatorio de más de tres horas en el cuartel general del FBI sobre este asunto, y días más tarde el Departamento de Justicia decidió cerrar el caso por recomendación de la oficina de investigaciones, que no encontró indicios para presentar cargos en su contra.
No obstante, en aquella ocasión Comey indicó que la ex secretaria de Estado había actuado de manera «extremadamente descuidada» con el manejo de la información al frente de la diplomacia estadounidense.
La polémica por los correos electrónicos se desató a comienzos de 2015, cuando los medios estadounidenses revelaron que, durante sus cuatro años en el Departamento de Estado, Clinton usó en todo momento una cuenta personal para sus comunicaciones, con un servidor privado.
La ex primera dama reconoció entonces que habría sido «más inteligente» usar una cuenta oficial y entregó 55.000 páginas de correos electrónicos de esa etapa al Departamento de Estado para su publicación, pero el caso generó interrogantes sobre si trató indebidamente información clasificada del Gobierno al usar su cuenta personal.
El Departamento de Estado identificó alrededor de 2.100 correos electrónicos del servidor de Hillary Clinton con información confidencial, aunque ha asegurado que muchos de ellos no se consideraron clasificados en el momento de su envío, sino que fueron etiquetados como tal durante la revisión posterior de los emails.