Por Cambio16 | Efe
30/10/2016
El desafío lanzado por Pedro Sánchez de volver a presentarse a las primarias para recuperar la secretaría general ha supuesto otra sacudida en la división que sufre el partido y ha desatado la batalla por la convocatoria del próximo congreso federal, en el que se tiene que elegir a la nueva dirección.
El emplazamiento de Sánchez a que la gestora que le relevó al frente del partido ponga de forma inmediata «fecha, hora y lugar» al congreso ha irritado al sector ahora oficialista, que acusa al exlíder del PSOE de pretender agrandar la fractura que hay en la organización.
Sánchez considera que una vez formado gobierno, ya no hay excusa para que la gestora que preside Javier Fernández, cuyo principal cometido es preparar la asamblea, dilate los plazos para que el Comité Federal ratifique la fecha.
Sin embargo, Ferraz no está por la labor de atender el órdago, ni de programar el congreso antes de la próxima primavera, aun a costa de que esta postura tense la relación entre los dos bloques del partido.
«No se puede hacer deprisa y corriendo porque alguien quiera. El partido se tiene que calmar antes. Tenemos que abordar con tranquilidad los contenidos y las formas para que el congreso se haga con garantías», argumenta a EFE un miembro de la dirección interina.
El 39 congreso ordinario, que sucedería el celebrado en febrero de 2012 que eligió a Alfredo Pérez Rubalcaba, se convocó de hecho a finales del pasado enero.
Pero en abril, con el consenso de todas las federaciones, el Comité Federal lo aplazó hasta que se desbloqueara la legislatura, razón por la que los ‘sanchistas’ exigen ya poner fecha.
También alegan que tras la disolución de la anterior Ejecutiva Federal debido a la rebelión de los críticos, la gestora tiene la obligación de preparar un congreso extraordinario, en vez de uno ordinario, como quiere Ferraz.
Ambos van precedidos de primarias, pero la diferencia es que el primero se convoca con menos margen de antelación -como mínimo 40 días, en vez de 60- y solo elige al secretario general y a la dirección, sin aprobar la ponencia-marco, el catálogo programático del partido para los siguientes años.
Para el PSOE andaluz, «no tiene sentido uno extraordinario, cuando por estatutos ya toca uno ordinario», que ya va con retraso al haber pasado ya más de cuatro años respecto al de 2012.
Lo que «toca ahora es hablar, debatir, ver las propuestas… para que haya la mayor unidad en torno a una postura», sostiene la federación más poderosa en su empeño en «coser» el partido.
«¿Vamos a hacer el congreso cuando lo diga él (Sánchez)? No y, además, no va a ser pronto. No hemos hecho todo esto para acabar donde estábamos», se sincera un veterano diputado para justificar que el golpe que acabó con su dimisión no puede de ninguna manera concluir eligiéndole de nuevo secretario general.
Los contrarios a su vuelta admiten que si se celebrasen ahora las primarias, volvería a ganar, por lo que ven preciso estirar los plazos para rebajar el ímpetu con el que Sánchez pretende volver a hacer campaña entre las bases a partir del lunes.
«No se puede tener el arco permanente tensado», apunta uno de los detractores para hacer ver que el paso de las semanas irá disminuyendo su fuerza, lo que corrobora otro diputado: «El efecto Sánchez dura un mes».
Similar diagnóstico hacen los afines al ex secretario general a la hora de concluir que si el congreso fuese en breve, «ganaría Pedro, porque la militancia está encendida» tras la abstención a Mariano Rajoy y le daría su respaldo.
Por ello, se van a volcar desde ya en meter presión a la gestora, a la que advierten de que «si busca una triquiñuela para retrasarlo, puede romper el partido», según analiza a EFE uno de los cargos más próximos al exlíder del PSOE.
El paso dado por Sánchez de renunciar a su escaño y concurrir a las primarias hace difícil que algunos de sus fieles puedan entrar en la carrera, como Patxi López y Josep Borrell, si bien ambos se han descartado de antemano aunque les sitúen en las quinielas.
«Ni se me pasa por la cabeza», ha zanjado esta semana López en una conversación informal con los periodistas, al tiempo que Borrell aseguraba en una radio que colocarle entre los aspirantes es algo «fruto de la imaginación y que nada tiene que ver con la realidad».
Enfrente, Eduardo Madina también se ha quitado de la pugna porque «segundas partes nunca fueron buenas», después de perder hace dos años ante Sánchez.
Sin otros rivales a la vista, todas las miradas siguen apuntando a la presidenta andaluza, Susana Díaz, que prolonga la incógnita de si se batirá en duelo con Sánchez.
En el entorno de Díaz, insisten en que ahora no es momento de hablar de nombres porque el PSOE, antes de convocar el congreso, tiene que cimentar su proyecto político.