Por Cambio16
21/03/2017
El escándalo de corrupción de la carne podrida en Brasil, la enorme operación para desmantelar una trama de corrupción que involucraba a procesadoras de carne e inspectores agropecuarios del Ministerio de Agricultura, ha puesto en alerta a millones de personas en varios países de todo el orbe. Ya países como Chile y China suspendieron las importaciones cárnicas del país suramericano y la Unión Europea anunció el endurecimiento de los controles para la importación de estos productos, más en un momento político crucial ya que el caso estalla además en momentos en que el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay – ya que Venezuela cuenta con cierto recelo y está siendo cada vez más apartada por los demás estados miembros-) y la Unión Europea buscan acelerar un acuerdo de libre comercio, en el cual los países sudamericanos reclaman mayores cuotas de entrada para sus productos cárnicos al viejo continente.
Y precisamente en Venezuela, la repercusión del caso adquiere características particularmente especiales. Hasta el momento, los voceros oficiales del Gobierno venezolano no han emitido alguna postura sobre el tema, cosa que les puede resultar difícil siendo conocida la estrecha relación existente entre éste y la empresa JBS, una de las empresas investigadas en el entramado, relación que en términos monetarios se calcula que llegó hasta las 2.1 mil millones de dólares y un 10% de los ingresos por exportaciones de la empresa brasilera.
En el año 2005, Bloomberg revelaba los nexos entre las empresas BRF y especialmente JBS han sido desde hace varios años dos de los mayores vendedores de carne para la estatal Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (CASA), adscrita al Ministerio de Alimentación de Venezuela. La relación con JBS es tal que, a mediados de año, el entonces presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, viajo a Brasil acompañado de los ministros José David Cabello, Giuseppe Yoffreda y Rodolfo Marco Torres, para negociar directamente con la familia Batista, dueña de JBS, el suministro de esos productos para Venezuela.
Camaradas, por instrucciones del compañero Presidente Nicolás Maduro ando por Brasil, trabajando por y para la Patria pic.twitter.com/Z7sg5B8HWe
— Diosdado Cabello R (@dcabellor) June 10, 2015
Cumpliendo con la misión instruida por el Presidente @NicolasMaduro recorremos Fábrica JBS en Lins Brasil. pic.twitter.com/X4It6PPbZ5
— José David Cabello R (@jdavidcabello) June 10, 2015
“Teniendo a Brasil tan cerca no tenemos que buscar tan lejos” afirmo Diosdado Cabello en junio de 2015. La visita fue pública, inclusive se llegó a registrar una cena privada de Cabello con los dueños de JBS.
Pocas semanas después de dicha negociación entre los parlamentarios venezolanos y la compañía brasileña, considerada la mayor exportadora de carne del mundo, Bloomberg desvelaba que Venezuela y JBS tenían un contrato por 2.100 millones de dólares. Ese monto era mucho mayor que las exportaciones que la compañía registro al mercado venezolano en 2012 y 2013, las cuales llegaron a 324,3 y 517,4 millones de dólares, respectivamente.
JBS tenía un convenio que otras empresas no tienen. En el 2014, vendió alimentos por US$ 1,200 millones al gobierno venezolano y cobró en un plazo de 90 días, según documentación elaborada conjuntamente por la empresa y el monopolio importador estatal venezolano, Corpovex.
Por el contrario, numerosas corporaciones locales y extranjeras en Venezuela no han podido obtener los dólares racionados del gobierno durante años. Ecoanalítica, una firma consultora con sede en Caracas, señala que el gobierno venezolano tiene facturas impagas de compañías privadas por valor de US$28.000 millones.