Por Efe
26/04/2016
El 70% de los menores que sufre acoso escolar lo padece a diario y en más del 40% de los casos desde hace más de un año, unas cifras que han aumentado en el último año según un estudio que revela que tres de cada diez de estos niños se lo ocultan a sus padres por miedo o para no preocuparles.
Son datos del I Estudio sobre bullying según los afectados presentado por la Fundación ANAR (Ayuda a niños y adolescentes en riesgo) y la Fundación Mutua Madrileña, y que tiene el objetivo de analizar esta lacra desde la perspectiva del menor que lo sufre o del adulto que lo denuncia.
El teléfono ANAR, que funciona 24 horas todos los días del año, recibió en 2015 un total de 25.000 llamadas referentes al acoso escolar y el número total de casos contrastados y atendidos ascendió a 573, lo que supone un aumento del 75% respecto a 2014 (328 casos).
La edad más habitual de padecer acoso son los 12 y 13 años, y respecto al sexo el 51% son chicas.
Además, el 30,7% de los niños que sufren acoso reconocen que no se lo han contado a sus padres porque no quieren preocuparles, porque sienten miedo o porque temen una sobrerreacción de los padres ante el colegio o con los acosadores. No obstante, el 86 por ciento se lo llega a contar a alguien.
Entre los motivos que alegan las víctimas para sufrir el acoso, están ser poco hábiles en la relaciones sociales, estar fuera de la moda, defectos físicos, ser diferentes o sufrir discapacidades.
«Si el principal motivo de acoso es ser diferente, todos somos diferentes y por tanto cualquier niño es sujeto de acoso», ha explicado el director general de la Fundación Mutua Madrileña, Lorenzo Cooklin, quien ha alertado de la extensión del acoso al domicilio o al entorno de la víctima a través de la redes sociales.
El informe detecta un uso intensivo de nuevas tecnologías , sobre todo grupos de whatshapp, donde insultan y critican a la víctima y un mayor grado de acoso tras la salida del colegio, junto a amenazas en el barrio y a través de redes sociales.
El responsable de ANAR Benjamín Ballesteros ha destacado el aumento de las llamadas al teléfono de ayuda, cuando se conocen supuestos casos de acoso, como el de Diego, que denunciaron sus padres tras su muerte.
«Tras las últimas noticias sobre casos de acoso escolar a finales de enero, se ha registrado un crecimiento de las llamadas sobre todo de padres pidiendo ayuda, de profesores para informarse sobre protocolos de actuación, de niños con un alto nivel de ansiedad por sentirse víctimas y de padres de niños que son testigos del acoso», ha explicado.
Entre las pautas que ofrecen los expertos para identificar a una víctima, el informe alerta de que el menor se muestra triste y vulnerable, falta a clase, tiene marcas o rasguños o se relaciona menos con su entorno.
El acosador
Respecto al acosador, recuerda que esos menores suelen formar parte de peleas y disputas, son jóvenes que no controlan sus impulsos, son agresivos y justifican las reacciones violentas.
Junto al informe, se ha editado un guía para ayudar a los profesores a detectar y actuar ante posibles casos de acoso escolar.
Además, se va a difundir por redes sociales una campaña dirigida a los jóvenes como «espectadores» del maltrato, a los que invitan a no permanecer en silencio o a no reirse ante estas actitudes, porque significa apoyarlo y convertirse en cómplice.
«Buscamos la reacción, con que hubiese dos o tres niños que dijeran ya está bien, la situación cambiaría», ha opinado Lorenzo Cooklin.
En este sentido, el portavoz de ANAR ha destacado que el mensaje también se dirige al acosador, «que no es un monstruo, sino que se transforma en algo diferente de lo que es cuando desarrolla esa actitud». «El agresor muchas veces no sabe que con su actitud está haciendo tanto daño».
Los responsables de ambas fundaciones han destacado que en general «los padres consideran que los centros escolares funcionan tarde y cuando lo hacen se ponen de perfil».
En este sentido, han reclamado una ley de prevención de la Violencia en las Aulas que obligue a los centros educativos a poner los medios necesarios para erradicar las prácticas de acoso escolar.