POR BELÉN KAYSER
21/06/2016
«La edad condiciona un punto de vista distinto y una motivación por diferentes cosas”, apunta Susana Marcos, socia de PeopleMatters. “También el sitio donde quieres trabajar”. En sus años de experiencia ha identificado que algunas empresas tienen problemas para gestionar equipos multigeneracionales y esto les aleja de ser la empresa ideal en la que trabajar. “El contexto social y económico ha ido configurando perfiles de las personas que conviven ahora mismo dentro de una misma organización”, explica. “Cada uno espera algo distinto”:
Generación de ‘Baby boomers’ (nacidos entre 1945 y 1964).
Es gente más mayor, que se siente más atraída por un empleo de por vida, seguro médico privado, salario razonable. Su vida laboral se alarga porque hubo una época de muchas prejubilaciones, pero ya son más limitadas.
Generación X (desde los 60 a finales de los 70).
Se mueven más por un salario fijo que sea competitivo, pero a la vez miran qué ofrece la empresa para mejorar su carrera. Les importa tener control sobre su vida y desarrollo profesional. Buscan una compañía que tenga una buena retribución variable, que ofrezca posibilidades de crecimiento, que tenga temas de evaluación por desempeño.
Generación Y (los Millenials, nacidos en los 80 y hasta el 2000).
Son desprendidos y necesitan más reconocimiento. El estilo directivo no les gusta y entienden las barreras como algo diluido. Buscan trabajar en equipo y mejores ambientes, más cercanos, más allá de incentivos. Se ven bien preparados, pero quieren que les demuestren que aportan valor. Las empresas que quieran fidelizarles deben ser creativas: pedirán tiempo para ellos, un variable atractivo, flexibilidad y poder trabajar desde donde quieran.
Generación Z (hijos de la crisis, nacidos a partir del 2000).
Están creciendo en un mundo más hostil, donde la gente no se ha comprometido con ellos; serán becarios sin cobrar, ¡y gracias! Así que las empresas tendrán que ganarse esa confianza. Partirán con la sensación de que no pierden nada, de que no se juegan mucho, porque nunca han tenido nada estable.