Por Ana Bedia | Gráficos: Artur Galocha
ACTUALIZADO 02/02/2016
La Oficina Europea de Policía (Europol) ha dado la señal de alarma. No hay rastro de 10.000 niños refugiados. Han desaparecido al pisar suelo europeo. Un dato terrible que vuelve a poner sobre la mesa el descontrol y la falta de acción por parte de los estados en relación a la crisis migratoria.
Según la investigación llevada a cabo por Europol, detrás de estas desapariciones hay varias posibilidades. Se habla de que algunos de los menores habrían logrado contactar con familiares en los países a los que se dirigían sin que las autoridades hayan tenido conocimiento de ello, pero lo alarmante es que otros podrían estar en manos de redes criminales organizadas de trata de personas.
La ONG Save the Children estima que más de un millón de personas atravesaron las fronteras huyendo de los conflictos en sus países de origen el año pasado. En total llegaron a Europa 270.000 menores y de ellos unos 26.000 niños viajaron no acompañados. Según Brian Donald, de Europol, unos 5.000 menores habrían desaparecido sólo en Italia.
Desde Save the Children se explica que no se tienen datos de cuántos de los menores que viajaban solos han logrado llegar a salvo a su destino y cuántos han podido caer en redes de trata de personas. «Es imposible de determinar».
Ante estos datos la pregunta es la siguiente: ¿cómo pueden desaparecer 10.000 niños? Andrés Conde, Director General de Save The Children España, nos da la respuesta.
«Las razones son varias». En primer lugar, Conde explica que los sistemas de recepción en frontera no son todo lo exigentes que deberían. «La identificación y el registro de los refugiados son muy mejorables», puntualiza. Y pone el ejemplo de Grecia, estado por el que entró a la Unión Europea (UE) el 85% de los refugiados en 2015 y que cuenta con un sistema de recepción muy débil, además de ser un país que se enfrenta a unos importantes problemas internos.
Otra de las razones es que algunos niños «intentan que no se sepa su condición de menor» para que no frenen su viaje. Lo que sucede es que si las autoridades detectan que son menores viajando solos, se interrumpe su éxodo para protegerles.
Conde apunta como otro de los motivos que, en general, «la respuesta de los países de la UE al flujo migratorio es lenta y descoordinada, lo que lleva a vacíos de información y atención».
Las organizaciones criminales de tráfico de personas
Save the Children explica que estas redes han existido siempre, lo que sucede es que «se han visto reforzadas por la crisis migratoria, en la que han detectado una oportunidad de negocio. Algo que hace que el riesgo para los menores sea mayor».
Perfil de los menores y el viaje
La mayoría de los menores que viajan sin sus familias son de origen afgano. Después la nacionalidad a la que pertenecen el resto de niños que hacen el trayecto en estas condiciones es la siria.
Tienen entre 14 y 18 años, aunque el Director General de Save The Children España destaca que se han detectado casos de pequeños de 6 y 8 años. Son menores que no tienen ninguna oportunidad de salir adelante en sus países de origen y son las propias familias las que les impulsan a escapar para tener una opción de futuro.
En el caso de los afganos, por ejemplo, su viaje hasta Grecia es especialmente duro. Atraviesan desiertos y zonas en conflicto. Y en todos los casos, son trayectos realializados con adultos en los que se suelen vivir episodios de violencia, abusos sexuales y explotación laboral e incluso sexual.
¿Qué se puede hacer?
Las ONG creen que hay mucho por hacer para solucionar la crisis de los refugiados y desde Save the Children se pide a los gobiernos que den «una respuesta a esta situación a la altura de la crisis humanitaria que vivimos», que «asuman los compromisos acordados y que se haga realidad la acogida de refugiados» y que se refuercen los mecanismos de recepción -especialmente en Grecia, donde son precarios-.
Además, Conde explica que «la oleada migratoria no va a parar, por lo que es necesario crear canales legales y seguros de migración» para controlar la llegada de menores y que no caigan en manos de redes ilegales.
Por último, y como se suele decir, por ello no menos importante, Conde llama a la UE a ocuparse las causas de la crisis migratoria, es decir de la violencia en los que están inmersos los países de origen de estas personas y de las guerras que les hace tener que huir.