Por Cambio16 | Efe
20/09/2016
Las chicas son las víctimas del 70% de los casos de ciberacoso, un porcentaje diferente al acoso escolar en general, donde los afectados están más equilibrados por sexos, y el hostigamiento de los jóvenes que sufren «ciberbullying» es diario.
Son algunas de las principales conclusiones del Estudio sobre ‘ciberbullying’ según los afectados, realizado por las fundaciones ANAR (Ayuda a niños y adolescentes en riesgo) y Mutua Madrileña, y en el que se destaca que el acoso escolar a través de las redes sociales representa ya uno de cada cuatro casos.
El documento, dado a conocer este martes, a poco de haber comenzado el curso, realiza una radiografía de este problema en España basándose en testimonios de las víctimas y sus familias al teléfono de ANAR (900 20 20 10).
«Se meten con él, le esperan a la salida para reirse de él, suben fotos a las redes sociales como Instagram o las mandan por Whatsapp, le echan fotos sin que se dé cuenta en clase (…) y amenaza con subir más fotos burlándose de él». Es el testimonio de la madre de un chico de 13 años y que está incluido en este estudio, realizado con llamadas recibidas en ANAR de 2013 a 2015; en concreto, sobre 550 casos escogidos de forma aleatoria sobre un total de 1.363 casos de ciberacoso.
En los citados tres años ANAR ha atendido más de un millón de llamadas y, de ellas, 60.408 relacionadas con acoso escolar. «Esta gran base de datos nos ha permitido estudiar el problema desde dentro, desde el punto de vista de aquellos que lo sufren» y el número de llamadas atendidas «da una idea de la gravedad del problema, que sigue en ascenso», ha señalado Benjamín Ballesteros, director de Programas de ANAR.
Los ciberacosadores pertenecen en la mayoría de las ocasiones al mismo centro que la víctima y actúan en grupo (entre 2 y 5 personas) del mismo sexo que la víctima. Suelen ser adolescentes y «les mueve la agresividad o la venganza», según esta investigación, que ha explicado que las víctimas de ciberacoso sólo piden ayuda a los adultos cuando su situación se prolonga más allá de un curso escolar.
La edad media de inicio del ciberacoso es de 13,6 años, superior a la del acoso escolar en general (11,6 años) y la agresión más habitual es el insulto (81%), aunque también amenazas (37%) y difusión de rumores (11%).
El teléfono móvil es la herramienta más habitual para acosar y el Whatsapp la aplicación más utilizada (81 % de los afectados). La agresión «pasa factura a quienes la padecen» y el 92% de las víctimas sufre secuelas como ansiedad, tristeza, soledad y baja autoestima.
Un 10% de las víctimas ha tenido conductas autolesivas, pensamientos suicidas e incluso intentos de acabar con su vida.
Casi el 72% de las víctimas sufre «ciberbullying» a diario, algo que se explica por el fácil acceso a las tecnologías -recalca el informe-, mientras que en el acoso presencial los ataques suelen
prolongarse en el tiempo. La mayoría de las víctimas on de nacionalidad española, de familias convencionales (es decir, con padre, madre y hermanos) y sin problemas económicos.
De todos los casos analizados, un 30,6% se considera de «alta gravedad» por ir unido a acciones físicas de acoso y agresión, prolongarse más allá de un año, frecuencia diaria y con incremento de la violencia.
Los padres suelen ser las personas a los que los chicos confían su problema y lo hacen con mayor frecuencia (81,3%) que víctimas de otros tipos de acoso (62,1%).
Los profesores que conocen un caso de «ciberbullying» suelen tomar medidas en mayor porcentaje que en otros acosos (75% y 59,2%, respectivamente), pero sin ser satisfactorias para víctimas y
familias en la mayoría de los casos.
El cambio de colegio, medida adoptada por el 10% de los padres, resulta «poco eficaz» pues el «ciberbullying» se reproduce en el 30% de los casos. El estudio considera más efectivo que la víctima reciba tratamiento psicológico para adquirir las habilidades necesarias para defenderse y fortalecer su autoestima y que el centro adopte medidas.
Los expertos han concluido que es necesario adoptar un Protocolo de Actuación Unificado para toda España en el que se contemplen las medidas que deben adoptar los centros escolares.