Por María Jesús Hernández
Veintidós de mayo de 2011. Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón arrollan al PSOE entre los gritos ensordecedores del 15-M. Cuatro años después, no hay rastro ni de uno ni de otro en los cargos para los que fueron elegidos y las mayorías absolutas suenan a utopía. La estrategia es tirar de candidatos con marca propia, pero ni aún así volverán aquellos tiempos.
En el caso de la capital, desde 1991 en manos populares, siguen ganando por votos, “pero la clave está (como en la mayor parte del país) en las nuevas formaciones. Las fuerzas de izquierdas y de derechas están prácticamente igualadas. Habrá que esperar a las negociaciones”, explica el asesor político Carles Salom Ribera. Esperanza Aguirre (Madrid, 1952) lo sabe y tras entonar el mea culpa en la presentación de su candidatura, se lanzó a la calle y renegó del Palacio de Cibeles.
Mucho le ha costado a la lideresa conseguir la candidatura a la alcaldía de Madrid. Le echó un largo pulso a Rajoy y acabó venciendo. Ocupar ese sillón es su sueño, según muchos, y ahora, con Gallardón muy lejos, está a su alcance.
Puede llegar a sorprender que la mayoría de los sondeos la sitúen en primera posición, ya que, polémicas viales a un lado, las tramas de corrupción la rodean. Primero la Gürtel y más tarde la Púnica, que ha acabado con su exnúmero dos Francisco Granados en prisión y ha tocado a su jefa de campaña, Isabel Gallego. No obstante, “Aguirre ha sabido salir muy bien de estos casos y, al final de sus intervenciones, son muchos los que la ‘absuelven’. Da una imagen humana, como que a todos nos pueden engañar”, analiza Salom Ribera.
Éste es su punto débil y sus rivales lo saben. “La madre de la corrupción” la llama Antonio Carmona (Madrid, 1963). El candidato socialista, con un perfil mediático, intenta levantar los restos que dejó Jaime Lissavetzky. Parece misión imposible, las encuestas le sitúan en tercera posición, por detrás de Manuela Carmena (Madrid, 1944), candidata de Ahora Madrid (marca blanca de Podemos). La juez opta a la alcaldía, un sueño que tuvo Juan Carlos Monedero y que su capítulo con Hacienda y sus contratos con Venezuela truncó.
La figura de Carmena, fundadora de Jueces para la Democracia y superviviente de la matanza de Atocha de 1977, atrae a gran parte del electorado de izquierdas. En este caso, no sólo es Podemos como marca, también la candidata tiene su público. Con un perfil muy social quiere cambiar la ciudad más endeudada de España -5.936 millones de euros-, donde los recortes sociales no han dejado de ocupar titulares en la prensa en los últimos años.
Con ella estuvo charlando la candidata de Ciudadanos, Begoña Villacís, de 37 años, quien la calificó de “estupenda”, en una entrevista con El Mundo. También lanzó piropos para el socialista, a quien tachó de “encantador”. No tuvo tanta suerte Aguirre de quien aseguró que no la representa. “Parece de la calle y no lo es”, dijo. Puede parecer inquietante para la popular, ya que es Villacís quien puede tener en sus manos otorgarle la alcaldía, pero el pacto entre Ciudadanos y PP no es descartable.
Comunidad de Madrid
“La verdadera coletas”, como ella se ha definido, llega con fuerza a la campaña; la va a necesitar. Podría perder hasta 25 escaños en la comunidad. La que fuera delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes (Madrid, 1964), “es la imagen de la regeneración del Partido Popular, pero tiene menos aceptación que Aguirre”, cuenta Salom Ribera.
No obstante, sus estrategias mediáticas no distan mucho, cuando una se va a El hormiguero, la otra se presenta en El programa de Ana Rosa; y viceversa.
Hay que señalar que durante su etapa en la Delegación del Gobierno, Cifuentes ha levantado más de una ampolla por la gestión de las distintas manifestaciones y de la actuación policial en las mismas.
En el punto de mira de la candidata popular a la comunidad está Ignacio Aguado (Madrid, 1983), candidato de Ciudadanos, quien presume de paralelismos con Rivera. Ambos participaron en debates universitarios; ambos jugaron al waterpolo y ambos saben lo que es “cobrar una nómina”, tras trabajar en el sector privado.
En la izquierda, el PSOE presenta al exministro de Educación, Ángel Gabilondo. Después de una elección un tanto polémica tras el golpe de mando de Pedro Sánchez, el profesor se lanza a una carrera llena de obstáculos. Perdería votos con respecto a su antecesor y vería muy cerca a la formación que se ha convertido en su pesadilla: Podemos.
José Manuel López (Madrid, 1966). Un ingeniero agrónomo con pasado en Cáritas es una de las grandes esperanzas de Pablo Iglesias. Tiene un perfil bajo y no es conocido por el votante, pero desde la cúpula confían en que la marca Podemos haga su trabajo en esta región. Uno de los que le puede quitar votos sería el poeta Luis García Montero (Granada, 1958), por Izquierda Unida.
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